La Virgen del Alma Mía

La Virgen del Alma Mía 

La Primitiva Hermandad posee y rinde también culto a una preciosa imagen de la Inmaculada Concepción, en talla de madera, de vestir, del escultor flamenco, avecindado en esta ciudad, Hernando Gilmann, que fue bendecida por el arzobispo de Sevilla, don Pedro de Castro y Cabeza de Vaca, el 23 de enero de 1615, ante la cual se desarrolló todo el Glorioso Movimiento Concepcionista sevillano de principios del siglo XVII, y que fue donada a la Hermandad por la Orden Franciscana de San Diego de Alcalá, por efectos y consecuencias de la Desamortización de Mendizábal, en 1836. 

Esta imagen se venera en el lado de la Epístola de la iglesia, en un retablo de la primera mitad del siglo XVIII. La Virgen sitúa sobre una peana de plata, que perteneció a la Virgen del Rosario de la desaparecida Parroquia de San Miguel. En el mismo cuerpo del retablo se sitúan tallas de San Joaquín y Santa Ana, apareciendo en el ático de dicho retablo, las imágenes de San Miguel, Santa Bárbara y San Rafael. 

Se recoge en los Anales esta Archicofradía, año de 1615, que la bendición de esta imagen por el cardenal D. Pedro de Castro se hizo en el propio taller del escultor, la cual fue «primorosamente vestida y alhajada por una vecina de la casa del escultor que se prestó a actuar como camarera» y que «horas después de la ceremonia, un hijo de seis años de la dicha mujer caía aparatosamente y ante la aterrorizada mirada del propio escultor Gilmann, desde el piso superior de la casa al patio. En un grito de dolor y de esperanza, el maestro invocó la ayuda de la Santísima Virgen con estas palabras: “¡Sálvalo, Concepción del alma mía!”. El chico fue recogido del suelo sin lesión alguna. […] Días después, habiendo enfermado de suma gravedad una hija de Gilmann; este acudió a Ella en súplica y la enferma sanó rápidamente. El pueblo, maravillado, comenzó a llamar a la milagrosa imagen “Virgen del Alma Mía”».