LA PRIMITIVA HERMANDAD DE LOS NAZARENOS DE SEVILLA

Unos hombres piadosos, vecinos del barrio de La Feria, con auténtico espíritu cristiano, ricos en fe y temerosos de Dios, conscientes de su ingratitud para con Él y contritos de sus culpas y pecados, fundaron en la Iglesia Parroquial de Omnium Sanctorum, cuando corría la Cuaresma del año 1340, una Hermandad para meditar la Pasión según el Evangelio de San Juan, a la que llamaron del Dulcísimo Nazareno y de la Virgen Santa María con San Juan, y que destinaron a glorificar a Nuestro Señor Jesucristo en el doloroso trance de abrazar y llevar sobre sus hombros la Santa Cruz.
Con Reglas aprobadas por el Arzobispo de Sevilla, D. Nuño de Fuentes, en 1356, se estableció en su capilla propia de Jesús Nazareno desde 1579, y canónicamente en su Real Iglesia del Señor San Antonio Abad desde 1793, en la collación del Apóstol San Andrés de la ciudad de Sevilla.
La Primitiva Hermandad de los Nazarenos de Sevilla está incorporada, para el goce de sus gracias y privilegios, a las Órdenes y Familias Religiosas de los Capuchinos, Cartujos, Clérigos Menores, Compañía de Jesús, Franciscanos, Trapenses, Hospitalarios de San Juan de Dios, Congregación Prima-Primaria de la Anunciación de Roma, y a la de los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María, y agregada a las Basílicas de la Santa Cruz en Jerusalén, San Juan de Letrán y Santa María la Mayor de Roma, y a las de San Salvador y Santo Sepulcro de Jerusalén.
A su vez, en 1824, un Breve del Papa León XIII, otorgaba a esta Hermandad el carácter de “Archicofradía”, y, por tanto, el derecho a transmitir sus especiales gracias y privilegios a otras hermandades constituidas a su hechura y semejanza. Actualmente, noventa y nueve hermandades de España y de fuera de ella, con el común denominador de su devoción a Nuestro Padre Jesús Nazareno, están incorporadas filialmente en esta Archicofradía.
LA PRIMITIVA HERMANDAD
DE LOS NAZARENOS
DE SEVILLA

Unos hombres piadosos, vecinos del barrio de La Feria, con auténtico espíritu cristiano, ricos en fe y temerosos de Dios, conscientes de su ingratitud para con Él y contritos de sus culpas y pecados, fundaron en la Iglesia Parroquial de Omnium Sanctorum, cuando corría la Cuaresma del año 1340, una Hermandad para meditar la Pasión según el Evangelio de San Juan, a la que llamaron del Dulcísimo Nazareno y de la Virgen Santa María con San Juan, y que destinaron a glorificar a Nuestro Señor Jesucristo en el doloroso trance de abrazar y llevar sobre sus hombros la Santa Cruz.
Con Reglas aprobadas por el Arzobispo de Sevilla, D. Nuño de Fuentes, en 1356, se estableció en su capilla propia de Jesús Nazareno desde 1579, y canónicamente en su Real Iglesia del Señor San Antonio Abad desde 1793, en la collación del Apóstol San Andrés de la ciudad de Sevilla.
La Primitiva Hermandad de los Nazarenos de Sevilla está incorporada, para el goce de sus gracias y privilegios, a las Órdenes y Familias Religiosas de los Capuchinos, Cartujos, Clérigos Menores, Compañía de Jesús, Franciscanos, Trapenses, Hospitalarios de San Juan de Dios, Congregación Prima-Primaria de la Anunciación de Roma, y a la de los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María, y agregada a las Basílicas de la Santa Cruz en Jerusalén, San Juan de Letrán y Santa María la Mayor de Roma, y a las de San Salvador y Santo Sepulcro de Jerusalén.
A su vez, en 1824, un Breve del Papa León XIII, otorgaba a esta Hermandad el carácter de “Archicofradía”, y, por tanto, el derecho a transmitir sus especiales gracias y privilegios a otras hermandades constituidas a su hechura y semejanza. Actualmente, noventa y nueve hermandades de España y de fuera de ella, con el común denominador de su devoción a Nuestro Padre Jesús Nazareno, están incorporadas filialmente en esta Archicofradía.
Fines
Los fines de la Archicofradía vienen expresados en sus actuales Reglas, surgidas en 1972 al adecuar las Reglas de 1578 a los postulados del Concilio Vaticano II, siendo dichos fines:
Primero.- Dar culto público y asiduo a Dios Nuestro Señor y a su Santísima Madre la Virgen María, conmemorando especialmente los sagrados Misterios de la Redención por la Pasión y Muerte del Salvador en la Santa Cruz que amorosamente abrazó y por su gloriosa Resurrección, y honrando en particular la Inmaculada Concepción de Nuestra Señora.
Segundo.- Fomentar la formación cristiana de sus miembros, proporcionando los medios necesarios para la formación de una conciencia auténticamente cristiana, que les permita ofrecer público y fundamentado testimonio de su fe.
Tercero.- Potenciar la caridad, por medio de obras asistenciales, dirigiéndolas comunitariamente y haciendo llegar sus beneficios a los hermanos necesitados, en particular, y a todo prójimo que lo precise, en general.
Cuarto.- Procurar el perfeccionamiento espiritual de sus miembros mediante el culto a Jesús Sacramentado, la participación en los sacramentos, la oración y la especial preparación de la Estación de Penitencia.
Quinto.- Crear entre sus miembros fraternos vínculos de caridad cristiana, impulsándoles a la mutua y generosa asistencia en sus necesidades.
Cofradía
Como el más importante acto de culto y razón fundamental de la constitución de la Archicofradía, todos los hermanos darán público testimonio de su fe y harán penitencia saliendo en procesión, en la madrugada de cada Viernes Santo, con las Sagradas Imágenes de sus Titulares para hacer Estación a la Santa Iglesia Catedral, adorar en ella a Nuestro Señor, presente en la Eucaristía, y regresar seguidamente a la Iglesia sede de la Archicofradía.
En este Cortejo penitencial figuran ornamentos como la Santa Cruz con apliques de plata que fue donación del primer historiador de la de las cofradías sevillanas, Félix González de León.
La Bandera Blanca recuerda con el cirio encendido y la espada desnuda que la flanquean, el Voto y Juramento de Sangre, hecho por la Archicofradía en 1615 a propuesta de su Hermano Mayor, Tomás Pérez. Dicha Bandera es de raso de seda blanca con letras y alusivos al voto, se estrenó en 1617.
El Guión Romano, insignia benevolentemente concedida por S.S. el Papa Pio IX, como premio a la Archicofradía por la constante defensa que viene haciéndolo del inefable Misterio de la Concepción en Gracia de la Siempre Virgen María; lleva en el anverso las armas del citado pontífice y en el reverso la fecha VIII DECEMBRE MDCCCLIV, en que se proclamó el dogma inmaculista.
El Simpecado, de malla de Oro bordada con una pequeña imagen de la talla de la Purísima Concepción, réplica de la montañesina de la Catedral Hispalense, dibujos de Álvarez de Udell y bordados de Hijos de Miguel Olmo.
La Bandera Morada, usada por vez primera en 1490 es conmemorativa del VI Centenario de la Hermandad.
La Bandera Pontificia rememora y simboliza el título de Pontificia por Bula de S.S. León XII, dada en 16 julio de 1824.
Cruz alzada de plata de ley labrada, de estilo neogótico, primera mitad del S. 19V
Pasos procesionales
El paso de María Santísima de la Concepción es totalmente de plata de ley, labrada y repujada, con incrustaciones de pedrería fina y apliques de plata dorada. Pertenece al estilo latinobizantino, con elementos románicos y es obra del orfebre sevillano, y hermano de la Archicofradía, Cayetano Gonzalez, inspirándose para la crestería, con escenas de la vida de la Virgen, en la Catedral de San Marcos de Venecia; fue realizado en 1930.
María Santísima de la Concepción luce corona de plata de ley sobredorada de estilo dieciochesco, de Jesús Domínguez, de 1955. La candelería, de original diseño por ser todas sus tandas distintas de repujado, fue confeccionada nuevamente en plata de ley por Orfebrería Villarreal, conservando el mismo estilo.
En el frontal de este paso aparecen relicarios, que tienen sus correspondientes auténticas: Hilo del velo de la Stma. Virgen, San Felicísimo, San Aristión, San Antonio Mª Claret y piedra de la Gruta de Nazaret. La Santísima Virgen va sobre peana de plata de ley labrada en 1688.
Otras obras interesantes de orfebrería son el Ostensorio y el Cáliz, ambos de plata sobredorada, de estilo manierista, de 1665 y 1546, respectivamente. Asimismo, los relicarios, en forma de Ostensorios, igualmente de plata de ley, del Santo Lignum Crucis, de estilo barroco, y el de la Sagrada Espina, de estilo neoclásico, con marca del platero Juan Ruiz.
Fines
Los fines de la Archicofradía vienen expresados en sus actuales Reglas, surgidas en 1972 al adecuar las Reglas de 1578 a los postulados del Concilio Vaticano II, siendo dichos fines:
Primero.- Dar culto público y asiduo a Dios Nuestro Señor y a su Santísima Madre la Virgen María, conmemorando especialmente los sagrados Misterios de la Redención por la Pasión y Muerte del Salvador en la Santa Cruz que amorosamente abrazó y por su gloriosa Resurrección, y honrando en particular la Inmaculada Concepción de Nuestra Señora.
Segundo.- Fomentar la formación cristiana de sus miembros, proporcionando los medios necesarios para la formación de una conciencia auténticamente cristiana, que les permita ofrecer público y fundamentado testimonio de su fe.
Tercero.- Potenciar la caridad, por medio de obras asistenciales, dirigiéndolas comunitariamente y haciendo llegar sus beneficios a los hermanos necesitados, en particular, y a todo prójimo que lo precise, en general.
Cuarto.- Procurar el perfeccionamiento espiritual de sus miembros mediante el culto a Jesús Sacramentado, la participación en los sacramentos, la oración y la especial preparación de la Estación de Penitencia.
Quinto.- Crear entre sus miembros fraternos vínculos de caridad cristiana, impulsándoles a la mutua y generosa asistencia en sus necesidades.
Cofradía
Como el más importante acto de culto y razón fundamental de la constitución de la Archicofradía, todos los hermanos darán público testimonio de su fe y harán penitencia saliendo en procesión, en la madrugada de cada Viernes Santo, con las Sagradas Imágenes de sus Titulares para hacer Estación a la Santa Iglesia Catedral, adorar en ella a Nuestro Señor, presente en la Eucaristía, y regresar seguidamente a la Iglesia sede de la Archicofradía.
En este Cortejo penitencial figuran ornamentos como la Santa Cruz con apliques de plata que fue donación del primer historiador de la de las cofradías sevillanas, Félix González de León.
La Bandera Blanca recuerda con el cirio encendido y la espada desnuda que la flanquean, el Voto y Juramento de Sangre, hecho por la Archicofradía en 1615 a propuesta de su Hermano Mayor, Tomás Pérez. Dicha Bandera es de raso de seda blanca con letras y alusivos al voto, se estrenó en 1617.
El Guión Romano, insignia benevolentemente concedida por S.S. el Papa Pio IX, como premio a la Archicofradía por la constante defensa que viene haciéndolo del inefable Misterio de la Concepción en Gracia de la Siempre Virgen María; lleva en el anverso las armas del citado pontífice y en el reverso la fecha VIII DECEMBRE MDCCCLIV, en que se proclamó el dogma inmaculista.
El Simpecado, de malla de Oro bordada con una pequeña imagen de la talla de la Purísima Concepción, réplica de la montañesina de la Catedral Hispalense, dibujos de Álvarez de Udell y bordados de Hijos de Miguel Olmo.
La Bandera Morada, usada por vez primera en 1490 es conmemorativa del VI Centenario de la Hermandad.
La Bandera Pontificia rememora y simboliza el título de Pontificia por Bula de S.S. León XII, dada en 16 julio de 1824.
Cruz alzada de plata de ley labrada, de estilo neogótico, primera mitad del S. 19V
Pasos procesionales
El paso de María Santísima de la Concepción es totalmente de plata de ley, labrada y repujada, con incrustaciones de pedrería fina y apliques de plata dorada. Pertenece al estilo latinobizantino, con elementos románicos y es obra del orfebre sevillano, y hermano de la Archicofradía, Cayetano Gonzalez, inspirándose para la crestería, con escenas de la vida de la Virgen, en la Catedral de San Marcos de Venecia; fue realizado en 1930.
María Santísima de la Concepción luce corona de plata de ley sobredorada de estilo dieciochesco, de Jesús Domínguez, de 1955. La candelería, de original diseño por ser todas sus tandas distintas de repujado, fue confeccionada nuevamente en plata de ley por Orfebrería Villarreal, conservando el mismo estilo.
En el frontal de este paso aparecen relicarios, que tienen sus correspondientes auténticas: Hilo del velo de la Stma. Virgen, San Felicísimo, San Aristión, San Antonio Mª Claret y piedra de la Gruta de Nazaret. La Santísima Virgen va sobre peana de plata de ley labrada en 1688.
Otras obras interesantes de orfebrería son el Ostensorio y el Cáliz, ambos de plata sobredorada, de estilo manierista, de 1665 y 1546, respectivamente. Asimismo, los relicarios, en forma de Ostensorios, igualmente de plata de ley, del Santo Lignum Crucis, de estilo barroco, y el de la Sagrada Espina, de estilo neoclásico, con marca del platero Juan Ruiz.