
Santa Cruz en Jerusalén
«Luego dijo Jesús a sus discípulos: —Si alguien quiere ser mi discípulo, tiene que negarse a sí mismo, tomar su cruz y seguirme.» (Mateo, 16:24)
La Santa Cruz, titular de la Archicofradía, como se colige del primero de los fines de la Archicofradía (Regla 5ª) que es “dar culto público y asiduo a Dios Nuestro Señor y a su Santísima Madre la Virgen María, conmemorando especialmente los sagrados Misterios de la Redención por la Pasión y la Muerte del Salvador en la Santa Cruz que amorosamente abrazó”.
La Santa Cruz recibe Culto de Reglas en triduo anual que precede a la Fiesta Principal de Instituto también en honor de la Santísima Cruz (Regla 6ª) y se venera en el lado del Evangelio de la Real Iglesia de San Antonio Abad.
Leño que representa el inmenso Amor de Dios al enviarnos a su Hijo, Jesús, al mundo, para que, a través de su muerte en la Cruz, nosotros podamos tener vida eterna, a pesar de nuestros pecados, porque la Santa Cruz en Jerusalén es signo de la victoria del Amor sobre la muerte y el pecado.
La Santa Cruz que porta Jesús Nazareno es de madera de teca, revestida de planchas de carey con cantoneras de plata labrada. La posee la Hermandad desde el primer tercio del siglo XVII, siendo donada por Juan Leonel Gómez de Cervantes y Carvajal y por Juan de Cervantes y Casaús, residentes en Nueva España (México), por ello también se la refiere como la Cruz de Carey de Nueva España.

En los Anales de nuestra Archicofradía, se recoge que en la primavera de 1631, arribaron a Sevilla estos dos caballeros primos entre sí, procedentes de la ciudad de México, en la Nueva España, y que eran descendientes de Don Gonzalo Gómez de Cervantes que tanto protegió y ayudó en sus comienzos a la Hermandad de Jesús Nazareno, por haber sido patrono de la capilla en la iglesia parroquial de Omnium Sanctorum donde nuestra Hermandad tuvo su origen y fundación, en 1340.
Ambos primos, ricos e influyentes, viajaron a la metrópolis no sólo con el deseo de conocerla y relacionarse personalmente con sus parientes de Sevilla sino, además, para restituir las memorias de su ilustre y antiguo linaje. Y conocedores de los fuertes lazos que unieron a sus antecesores, don Gonzalo Gómez de Cervantes y doña Beatriz López de Bocanegra, con la Hermandad de Jesús Nazareno y Santa Cruz de Jerusalén, hicieron trato y amistad con sus cofrades, de quienes obtuvieron datos y noticias ciertas sobre las relaciones habidas entre el noble matrimonio y la Cofradía.
Una vez ambos caballeros regresaron a la ciudad de México y hacia 1636 recibió la Hermandad, procedente de Nueva España, el espléndido regalo de la Santa Cruz de carey y plata que lleva la imagen de Jesús Nazareno, en su hombro derecho, en la Estación de Penitencia.
Entre otras, nuestra Archicofradía está agregada a la Basílica de la Santa Cruz en Jerusalén (Roma).

Santa Cruz en Jerusalén
«Luego dijo Jesús a sus discípulos: —Si alguien quiere ser mi discípulo, tiene que negarse a sí mismo, tomar su cruz y seguirme.» (Mateo, 16:24)
La Santa Cruz, titular de la Archicofradía, como se colige del primero de los fines de la Archicofradía (Regla 5ª) que es “dar culto público y asiduo a Dios Nuestro Señor y a su Santísima Madre la Virgen María, conmemorando especialmente los sagrados Misterios de la Redención por la Pasión y la Muerte del Salvador en la Santa Cruz que amorosamente abrazó”.
La Santa Cruz recibe Culto de Reglas en triduo anual que precede a la Fiesta Principal de Instituto también en honor de la Santísima Cruz (Regla 6ª) y se venera en el lado del Evangelio de la Real Iglesia de San Antonio Abad.
Leño que representa el inmenso Amor de Dios al enviarnos a su Hijo, Jesús, al mundo, para que, a través de su muerte en la Cruz, nosotros podamos tener vida eterna, a pesar de nuestros pecados, porque la Santa Cruz en Jerusalén es signo de la victoria del Amor sobre la muerte y el pecado.
La Santa Cruz que porta Jesús Nazareno es de madera de teca, revestida de planchas de carey con cantoneras de plata labrada. La posee la Hermandad desde el primer tercio del siglo XVII, siendo donada por Juan Leonel Gómez de Cervantes y Carvajal y por Juan de Cervantes y Casaús, residentes en Nueva España (México), por ello también se la refiere como la Cruz de Carey de Nueva España.

En los Anales de nuestra Archicofradía, se recoge que en la primavera de 1631, arribaron a Sevilla estos dos caballeros primos entre sí, procedentes de la ciudad de México, en la Nueva España, y que eran descendientes de Don Gonzalo Gómez de Cervantes que tanto protegió y ayudó en sus comienzos a la Hermandad de Jesús Nazareno, por haber sido patrono de la capilla en la iglesia parroquial de Omnium Sanctorum donde nuestra Hermandad tuvo su origen y fundación, en 1340.
Ambos primos, ricos e influyentes, viajaron a la metrópolis no sólo con el deseo de conocerla y relacionarse personalmente con sus parientes de Sevilla sino, además, para restituir las memorias de su ilustre y antiguo linaje. Y conocedores de los fuertes lazos que unieron a sus antecesores, don Gonzalo Gómez de Cervantes y doña Beatriz López de Bocanegra, con la Hermandad de Jesús Nazareno y Santa Cruz de Jerusalén, hicieron trato y amistad con sus cofrades, de quienes obtuvieron datos y noticias ciertas sobre las relaciones habidas entre el noble matrimonio y la Cofradía.
Una vez ambos caballeros regresaron a la ciudad de México y hacia 1636 recibió la Hermandad, procedente de Nueva España, el espléndido regalo de la Santa Cruz de carey y plata que lleva la imagen de Jesús Nazareno, en su hombro derecho, en la Estación de Penitencia.
Entre otras, nuestra Archicofradía está agregada a la Basílica de la Santa Cruz en Jerusalén (Roma).